El martes, 23 de mayo de 2012, a las 10 de la mañana falleció, en su domicilio habitual, Victor Manuel Cayado Coya, mi padre, a la edad de 66 años.
/////
On Tuesday, May 23th, 2012, at 10 a.m, my father Victor Manuel Cayado Coya died, at home, at the age of 66.
Sé que le encantaba la idea que esta página representaba, cada poco me enviaba alguna nota sobre historias de Cayado que había encontrado en la red (algunas aún pendientes de publicar por mi lentitud) y fue el quién me transmitió la curiosidad e interés por lo temas que aquí comentamos……encima de la mesa estoy viendo sus notas sobre Albaro Cayado (Crónicas de la Conquista de América) y otros Cayado de América, Cuba o Miami….y también sus indagaciones en internet sobre la rehablitación del tendón de Aquiles que se había roto hace unos meses…
Jamás, ni en los peores escenarios imaginables, pensé que estaría escribiendo estas líneas tan pronto. El guión y los planes eran muy distintos. Los testimonios oídos estos días me confirmaron lo especial de su forma de enfocar la vida y las relaciones con los demás, nunca había escuchado tantas veces expresiones como «me ayudó mucho», «me apoyo mucho cuando empecé» o «fue muy bueno conmigo» lo que, como hijo, ha resultado un orgullo y un legado. Aprovechando unas palabras pronunciadas en la ceremonia me gustaría dejar aquí algunas sobre él.
«Muchos de nosotros estamos pasando hoy por unos momentos difíciles pero no seria hijo de quien soy si no saliese aquí a decir unas palabras que espero sean de aliento y recapitulación.
Hoy no estamos celebrando una despedida o un adiós, si no acompañando a un esposo, un padre, un hermano o un amigo y agradeciendo la dedicación, cariño, generosidad y amor transmitidos a lo largo de una vida. Y no quiero hablar de despedida porque estoy seguro que Vítor Cayado seguirá AQUI gracias a la huella personal que dejó en muchos de nosotros………por su forma de enfocar y ver la vida y a las personas que formaban parte de ella: ni había personas pequeñas…ni, normalmente, problemas grandes.
Empezó a trabajar con 19 años en Correos y Telégrafos y conservaba muchos nombres propios en la memoria con gran cariño tras más de 40 años en la empresa. Se casó con 24 años y vivió desde el primer día dedicado a su mujer y, mas tarde, a sus hijos y pendiente de reunir, aquellos primeros años, el dinero necesario para poder pagarles la universidad. Épocas difíciles, en las que no faltaron las visitas a una vieja tienda de ultramarinos, cuya imagen permanece aún en mi memoria, por la merienda para ir al parque… ni años más tarde faltaron los ahorros familiares para comprar uno de los primeros Spectrum del mercado, intuyendo él entonces la importancia que cobraría la informática en el futuro.
De aquellos años recuerdo los debates de La Clave y las primeras tertulias de temas sociales y politicos, que mantuvimos solos, o con amigos y familia, hasta el domingo pasado; inquietudes que fueron una constante a lo largo de toda su vida…..desde una postura de exquisita tolerancia que siempre nos recomendaba.
Estuvo siempre más preocupado por los demás que por el mismo, incluso durante el susto que nos dio hace 21 años; supo disfrutar de las pequeñas metas alcanzadas que la vida nos trajo, carrera, trabajos, la boda de un hijo, su primera nieta….y encontrar siempre una excusa, y si no la había se inventaba, para reunir en ocasiones a familiares y amigos alrededor de una barbacoa o una paella….en aquella casa de Oles a la que tanto tiempo dedicó para disfrute de todos.
Después de su jubilación, y accidentes aparte, su familia y especialmente su nieta ocuparon su tiempo, quedándonos el recuerdo de los vídeos que grabó…. y pudimos disfrutar de sus experimentos en la cocina, de los que fui gran beneficiado cuando, casi diariamente, me visitaba para surtirme la nevera y yo, al oír el timbre, despejaba de papeles los sofás del salón para compartir algunos momentos de confidencias o tertulia, muchas veces en compañia de mamá.
Poco imaginaba entonces que esas visitas, que muchas veces disfruté, se convertirían en pepitas de oro, de una veta ya agotada, en el rio de la vida, escasas y muy valiosas….quizá, como muchos hijos, no llegue a expresarlo de forma suficientemente clara, solo espero que, con su perspicacia, se diese cuenta de lo mucho que significaban para mi, en ese momento, la ayuda y compañía recibidas.
No voy a decir adiós, ni hasta luego…porque no podemos despedirnos de aquello que forma parte de nosotros……mi hermano Sergio le decía estos días que nos diese fortaleza y que ojalá él mismo pudiese cuidar de su familia como papá lo hizo de nosotros…..yo solo añadiré, GRACIAS…..gracias por convertirnos en el centro de su vida, por sus esfuerzos, por sus desvelos, por su ejemplo y por tantos y tantos momentos buenos compartidos.
Gracias Papa. No te olvidaremos.»